
¿Qué característica debería tener un Material Didáctico Multimedia de calidad?
Un material multimedia debe cumplir con una serie de normativas específicas o estándares de valoración concretos que nos van a permitir verificar si es certera su valoración como aplicaciones de carácter eficaz. Al hablar de calidad global de las aplicaciones multimedia las podemos abordar desde tres ámbitos diferentes, estos son el técnico-estético, el pedagógico y el funcional.
La atracción que pueda generar un material radica principalmente, en su entorno comunicativo; por este motivo, debemos tener en consideración que el diseño de las pantallas sea claro y atractivo, la calidad técnica y estética de sus componentes sea óptima, los elementos multimedia sean los necesarios e imprescindibles y estén dotados de calidad, además de la integración de los medios sea correcta, etc. En definitiva, una estética que sea sencilla, orientadora, consistente, adaptada al nivel y edad del alumnado y accesible para todos.
Los sistemas de navegación en Internet tienen que promover una movilidad óptima y clara a la hora de aplicar y acceder a los diversos elementos del material, permitiendo que el interesado sepa en todo momento dónde está y de qué modo puede conectar con otras partes de la aplicación. A su vez, la forma de gestionar las interacciones con los destinatarios debe permitir la valoración de las respuestas de éstos, respondiendo adecuada y eficazmente a sus acciones.
El contenido del material debe de ser significativo, relevante, actualizado, organizado y adecuado respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje al cual va unido y a los alumnos a los cuales se dirige. Se requiere también que haya sido revisado. Un buen material debe carecer de faltas ortográficas, sintácticas y morfológicas; también los datos que ofrezca deben ser objetivos y estar contrastados. Considerando todo lo anterior, si la información que se presenta a los destinatarios es considerable, debemos fragmentarla de manera que no se pierda la visión global de la temática abordada y se facilite su manejo. Resulta imprescindible que el material despierte la curiosidad y mantenga el interés del público al que va dirigido, en pro de fomentar aprendizajes significativos relacionados con sus conocimientos previos. En ningún momento la aplicación debe llegar a producir situaciones de ansiedad o provocar que los elementos lúdicos actúen como distractores en la adquisición de los aprendizajes. Se debe de tener siempre en cuenta las características de los alumnos a los que va dirigida la aplicación y los progresos que éstos puedan llevar a cabo mediante la utilización de la misma. El objetivo perseguido tiene que tender a potenciar un acceso del material para todos, promoviendo el trabajo autónomo, riguroso y metódico.
Es conveniente que los materiales proporcionen variadas actividades y potentes recursos didácticos con el fin de tratar un mismo contenido. El material utilizado debe permitir a los destinatarios: actuar con libertad pero guiando de forma personalizada el aprendizaje en todo momento, intentar involucrar al alumno en su propio proceso de aprendizaje de forma activa y significativa propiciando a su vez, la interacción con sus compañeros y con el propio programa de manera inteligente, y proporcionar herramientas cognitivas para el máximo uso del potencial del aprendizaje del alumno, estimulando el desarrollo de habilidades metacognitivas y estrategias de aprendizaje.
La atracción que pueda generar un material radica principalmente, en su entorno comunicativo; por este motivo, debemos tener en consideración que el diseño de las pantallas sea claro y atractivo, la calidad técnica y estética de sus componentes sea óptima, los elementos multimedia sean los necesarios e imprescindibles y estén dotados de calidad, además de la integración de los medios sea correcta, etc. En definitiva, una estética que sea sencilla, orientadora, consistente, adaptada al nivel y edad del alumnado y accesible para todos.
Los sistemas de navegación en Internet tienen que promover una movilidad óptima y clara a la hora de aplicar y acceder a los diversos elementos del material, permitiendo que el interesado sepa en todo momento dónde está y de qué modo puede conectar con otras partes de la aplicación. A su vez, la forma de gestionar las interacciones con los destinatarios debe permitir la valoración de las respuestas de éstos, respondiendo adecuada y eficazmente a sus acciones.
El contenido del material debe de ser significativo, relevante, actualizado, organizado y adecuado respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje al cual va unido y a los alumnos a los cuales se dirige. Se requiere también que haya sido revisado. Un buen material debe carecer de faltas ortográficas, sintácticas y morfológicas; también los datos que ofrezca deben ser objetivos y estar contrastados. Considerando todo lo anterior, si la información que se presenta a los destinatarios es considerable, debemos fragmentarla de manera que no se pierda la visión global de la temática abordada y se facilite su manejo. Resulta imprescindible que el material despierte la curiosidad y mantenga el interés del público al que va dirigido, en pro de fomentar aprendizajes significativos relacionados con sus conocimientos previos. En ningún momento la aplicación debe llegar a producir situaciones de ansiedad o provocar que los elementos lúdicos actúen como distractores en la adquisición de los aprendizajes. Se debe de tener siempre en cuenta las características de los alumnos a los que va dirigida la aplicación y los progresos que éstos puedan llevar a cabo mediante la utilización de la misma. El objetivo perseguido tiene que tender a potenciar un acceso del material para todos, promoviendo el trabajo autónomo, riguroso y metódico.
Es conveniente que los materiales proporcionen variadas actividades y potentes recursos didácticos con el fin de tratar un mismo contenido. El material utilizado debe permitir a los destinatarios: actuar con libertad pero guiando de forma personalizada el aprendizaje en todo momento, intentar involucrar al alumno en su propio proceso de aprendizaje de forma activa y significativa propiciando a su vez, la interacción con sus compañeros y con el propio programa de manera inteligente, y proporcionar herramientas cognitivas para el máximo uso del potencial del aprendizaje del alumno, estimulando el desarrollo de habilidades metacognitivas y estrategias de aprendizaje.
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